viernes, 17 de junio de 2011

De ellos será el Reino de los Cielos

Lo malo de nacer acomodado es no darse cuenta de nada hasta que es demasiado tarde.

Lo primero de lo que uno no se da cuenta es, precisamente, de haber nacido acomodado.

No tengo ni idea de cómo se dan cuenta los ricos de su riqueza, podría ser, me imagino, pues los ricos y los pobres de seis años tienden a pensar de manera parecida, que hacen la misma pregunta que hice yo en mi infancia: ¿Papi, nosotros somos ricos o pobres? Es probable que la respuesta del padre rico sea riquísimos mi amor, riquísimos, con esa entonación propia de los que de tanto viajar al extranjero y codearse con esa pseudo realeza criolla han perdido su acento nativo y han importado la musicalidad de otras latitudes, y que la madre rica se limite a pellizcar al inquisidor bajo el brazo mientras murmura entre dientes que cómo no se ha dado cuenta si el automóvil y el viaje a Paris, el guardarropa, las tres empleadas domésticas, la casona con vista sobre el valle, los perros de exposición, las clases de tenis en el club y la cultura que transpiran en lugar del oloroso sudor de los menos favorecidos, hablan por sí mismos.

Tampoco sé cómo les responderán los pobres a sus hijos, los llenarán de esperanzas con frases como lo importante no es lo que somos sino a donde podemos llegar; les restregarán la dura realidad y el pobre peladito de cinco años debe tragarse sin ningún tipo de bálsamo la terrible noticia de vivir en la pobreza porque el país está hastiado de tanta inequidad, porque los ricos son ladrones y se lo llevan todo, porque los políticos no saben hacer su tarea, porque el abuelo perdió todo su dinero cuando tenía 23 años, porque tuvieron que partir del campo expulsados por la violencia, porque la misericordia de dios así lo quiso o simplemente les darán una pela por hacer preguntas tontas que no llevan a ninguna parte y de paso dejan al pobre muchachito sin ganas de volver a cuestionarse nada en la vida. No sé.

La respuesta que me dieron a mí fue ni ricos ni pobres mija, acomodados, aunque también me tocó el pellizco de mi mamá porque esta pregunta no se hace en voz alta en pleno sermón de iglesia cuando el cura afirma con voz de político populista que dichosos los pobres porque de ellos será el reino de los cielos.

A partir de ahí, todas las respuestas quedaron circunscritas a esas tierras medias en las que uno ni es algo ni es lo otro. Con el tiempo fueron partiendo de esas mismas tierras todas mis preguntas, y ahora, mucho me temo, que también ahí construyo todas mis respuestas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario